FAIR PLAY (Antonio Rojano)

Fragmento de la escena: La vértebra mágica

(…)
EL NUEVE.― ¿Y es bueno “El chucho” Vázquez ese?
EL UNO.― Sí.
EL CUATRO.― Lo es, pero no tanto... Defiende bien pero no es tan buen defensa como venden esos tíos.
EL NUEVE.― Ya, pero juega duro.
EL CUATRO.― Sí, eso parece... (Pausa.) Pero que no te intimide, no es de lo mejorcito que tienen en defensa. ¿Me entiendes lo que te digo?
EL NUEVE.― Pero juega atrás con Uruguay, ¿no?
EL DIEZ.― Uruguayos pelotudos...
EL NUEVE.― Es rápido también.
EL CUATRO.― Es rápido, pero tanto como dicen...
EL NUEVE.― Bueno, quizás no tanto... (Pausa.) ¿Y el alemán? ¿Qué me dices del alemán?
EL CUATRO.― ¿Böhm?
EL UNO.― Alto como tronco.
EL CUATRO.― Tiene intuición, va bien al corte, de cabeza... pero no es Beckenbauer. Conozco a un montón de niñas de catorce años que defienden mejor que él.
EL DIEZ.― ¿Conocés a muchas nenas de catorce años?
EL CUATRO.― No estoy hablando contigo.
(…)

FAIR PLAY (Antonio Rojano)


En la barrera

Como un futbolista que espera en la barrera el lanzamiento de una falta, así me siento. Nervioso y con dudas, aunque también firme y seguro. Con ánimo de enfrentarme al reto... Aguardar que el balón golpee en tu cabeza ―o en cualquier otra parte de tu cuerpo― es angustioso pero al mismo tiempo uno siempre debe estar ahí, enfrentarse al lanzador, saltar lo más alto que pueda para lograr impedir un gol en contra.
Tras el primer tiempo de ensayos muchos pensamientos predefinidos de la pieza fueron sustituidos por otros más orgánicos que mi texto ―a través de la voz de los actores y de su director― solicitaba, casi a gritos. Haciendo un breve resumen de la obra, podría decirse que Fair play habla de un grupo de cuatro futbolistas (y de un entrenador) que se encuentran ante un partido crucial en sus respectivas carreras. A este grupo, añadí un sexto personaje ―una periodista joven― que haría las veces de narradora de la historia y de parte implicada, como testigo, en el “presunto” crimen en que dichos hombres habían estado inmersos, días atrás, en una oscura y silenciosa habitación de hotel. Durante su desarrollo formal, planteado como investigación detectivesca, iríamos saltando entre dos mundos bien diferenciados. En uno, seguiríamos el proceso penal, por el interrogatorio judicial al que se someten los jugadores. En otro, viviríamos dentro del vestuario del equipo los sucesos más importantes de los protagonistas en la semana anterior al ansiado partido-de-la-temporada.
Tras la escritura de algunas escenas y gracias a los primeros ensayos, lugar donde las verdades de la obra salieron a relucir, hice varios descubrimientos. Descubrí que estaba escribiendo una comedia, algo que no me había planteado en un principio. Descubrí que la tragedia y el crimen, velado bajo una investigación detectivesca, terminaría siendo parte de la atmósfera más que de la trama. Descubrí que mis futbolistas actuaban más allá del grupo, independizándose de sus compañeros y tomando voz por sí mismos. Descubrí que algunos personajes ―como es el caso de la periodista― perdían valor o carecían de sentido. Descubrí, finalmente, que el destino hacia el que caminaba la obra, tal y como estaba en mi mente, era completamente distinto al planteamiento original.
Aproximándome al segundo tiempo de ensayos, debo revisar todo lo escrito y resolver las dudas y problemas de funcionamiento interno que se muestran. Si pienso en una comedia, siempre recuerdo un reloj y en sus engranajes―sí, lo sé, es un cliché, pero no por ser un cliché deja a ser cierto―. Debo armar toda una maquinaria que funcione perfectamente, perfilar los engranajes, los giros y revisar las fisuras o problemas de ritmo que vayan surgiendo durante los ensayos. Espero que, al fin, el disparo golpee la barrera ―a pesar del dolor― y que el balón salga despejado muy lejos. Si no lo consigo, además de encajar un gol, terminaré haciendo un reloj digital de esos que ya están tan pasados de moda.
Cuando pite el árbitro, lo sabremos...

UD ESTA AQUI (Fernando Epelde)


El plano de metro de Madrid no responde a nada… es una conceptualización de ese maldito espacio en el que sobrevive una comunidad de seres humanos que no pertenecen a ninguna parte.
Al mismo tiempo, es una creación realizada bajo unos criterios difíciles de comprender que no tienen nada que ver en lo geográfico ni en lo espiritual con el lugar que representa.

Madrid no es ninguna combinación de líneas de colores entrelazadas ordenadamente en algún punto.
Madrid no es armónico ni está bien trazado.
Es más bien como un tren a la deriva, sin conductor… y eso engancha.
Madrid es Kamikaze, te lleva de cabeza contra tus sueños.
Madrid es para Samurais, solamente una vez que sientes que has muerto puedes vivir en ella.
Madrid es una ciudad fantasma, algo irreal que obsesiona… una quimera y un enganche bien tonto.

Si puedes marcharte, hazlo ahora. No te quedes más… es peligroso.
Yo, ya no estoy aquí.
Nunca más.

“Ud está aquí” es un proyecto dramático contemporáneo de Fernando Epelde para ETC de Cuarta Pared.

TODO O NADA (Laura Rubio)


Algunas claves para mi Alicia:

CHARLIE.- ¿Qué tienen en común un esquizofrénico y un trastorno límite de personalidad?
ALICIA.- Déjame pensar, creo que lo sé.
CHARLIE.- ¿Lo crees o lo sabes? Las dos cosas a la vez no son posible.
ALICIA.- Sí lo son.
CHARLIE.- No lo son.
CLARA.- Estáis locos.
ALICIA.- Uno cree que sabe algo, hasta que lo confirma.
CHARLIE.- Entonces no sabe.
ALICIA.- Pero sabe.
CHARLIE.- ¿Sabes en lo que crees o crees en lo que sabes?
ALICIA.- No sé, sólo vine a ver el jardín.

No, la verdad no es la música
yo, triste espera de una palabra
que nombre lo que busco
¿Y qué busco?
No el nombre de la deidad
no el nombre de los nombres
sino los nombres precisos y preciosos
de mis deseos ocultos

algo en mí me castiga
desde todas mis vidas:
-Te dimos todo lo necesario para que comprendieras
y preferiste la espera,
como si todo te anunciase el poema
(aquel que nunca escribirás porque es un jardín inaccesible
sólo vine a ver el jardín-)
Alejandra Pizarnik, 1971.

EL CORAZÓN EN LA FRONTERA (Zo Brinviyer)

Por dónde empezar. Empiezo en un lugar desconocido, remoto, salvaje. En una frontera. Empiezo soñando una frontera como la sueña un niño encarcelado y vigilado por un guardián feroz. Empiezo soñando una frontera en la que hay una mujer despreciada que se camufla para sobrevivir en un mundo de hombres. Empiezo soñando un circo que me trae la frontera que nunca existió. Empiezo escuchando las voces de los niños desesperados y eufóricos que gritan para que no se acabe el espectáculo. Empiezo con el silbido de la última bala de un asesino adolescente que estaba cansado de huir.

EL CORAZÓN EN LA FRONTERA (Zo Brinviyer)

Os dejamos algunas imágenes del proceso de ensayos de este equipo


Ana Lucía Billate (actriz)


Antonio de la Fuente (actor) y Ana Lucía Billate (actriz)




Enrique Gimeno (actor)




David Rubio (actor) y Gabriel Andujar (actor)


Gonzalo Fuentes (actor) y David Rubio (actor)

TODO O NADA: La jaqueca se ha transformado en una gran tormenta de ideas (Laura Rubio)

Toca sentarse a escribir. Pero cómo sentarse después de que mis personajes ya hayan echado a andar.
¿De verdad no podría traérmelos a casa? Qué difícil se me hace escribir teatro desde la inmovilidad del cuaderno. Ése es el yugo del autor y también su periplo vital.
Con tiempo hallaré un final y un título. Tiempo al tiempo me repito y sin perder tiempo, abro la página En Blanco 09.
Hemos aprovechado el tiempo y nos hemos sabido aprovechar de él. ¡Vaya locura!

TODO O NADA (Laura Rubio)

Este proyecto surge como un conglomerado de múltiples necesidades dramatúrgicas.

1.Exploración del mundo de la enfermedad-salud mental desde el individuo y no desde las patologías.
Obviando esa creencia de que todos, en algún momento de nuestra vida, pasaremos por una enfermedad psiquiátrica y aceptando que el mundo está loco, mis locos habitan una Residencia donde nada es lo que parece y no es y es de forma simultánea.
2.Revisión de la Alicia de Lewis Carroll, algo que por lo visto, se ha puesto de moda, a tenor del inminente estreno de Tim Burton, varias reediciones del texto original y la última novela de Murakami. Alicia, otra “niña perdida” de nuestro imaginario, desea salir de sí misma para entrar-salir en el jardín del tiempo.
3.La paradoja en el lenguaje, en el espacio y en las relaciones.

Con estos parámetros, abríamos las sesiones con Laila. Temía no tenerlo tan claro; los autores sabemos más de lo que nos reconocemos, pero a veces necesitamos de unos oídos expertos que compartan nuestro caos. Desde el principio, la prioridad fue ir desentrañando el qué contar. Gracias al buen hacer de mis compañeros (locos todos con sus proyectos) me reafirmé en las tres líneas antes citadas, hundiendo lo accesorio.

BALANCE: varias escenas a ambos “lados del espejo” y una leve jaqueca por la firmeza del material.

Comenzaban los ensayos. Temía enloquecer a mi equipo inútilmente porque manejábamos dos líneas de acción, varios personajes por actor y una serie de particularidades que debían ir descubriendo en escena.
Por suerte, tengo a Óscar Miranda como director. Él sabe e intuye en qué farragosas aguas me he sumergido o al menos, disimula lo bastante bien para que no sufra un brote psicótico cada vez que alguien me plantea una duda.
Mi director me centra y me ayuda a tomar contacto con la realidad de escena. Paradójicamente, su objetivo era descolocarme con lo que se suponía atado. A veces, hay que “entusiasmarse” para poder aterrizar.
En una primera reunión, elaboramos una lista de temas en los que profundizar:
 Inocencia - pérdida de la inocencia.
 Decepción - ilusión en las relaciones humanas.
 Lealtad - deslealtad.
Revisaríamos lo escrito bajo la dicotomía: realidad- ficción.
También, seleccionamos algunas escenas para trabajarlas durante las sesiones. Escogimos una de la línea “Residencia”, dos de la línea “Alicia” y una última doble o bisagra de ambas.

El director les propuso trabajar sus personajes con un fuerte componente real e ir ahondando en la locura implícita de cada uno, fueran “locos o cuerdos”.
Me interesaba bastante explorar con el cuerpo del actor como un objeto, molestia y recipiente de enfermedad. El cuerpo del loco (locos todos los personajes y cada loco con su tema) encontraría su voz más allá de mis palabras. Lo más sencillo hubiera sido aplicarles una serie de síntomas externos extraídos del DSM IV. Pero con estos locos nada es fácil, de ahí su enorme interés. Ellos debían hallarse en conflicto con el otro durante las improvisaciones.
Buscaron su propia partitura de movimientos con y sin objeto, se pusieron en confluencia unos con otros y fueron, sin acaso ellos saberlo, convirtiéndose en: ALICIA, CHARLIE, CLARA, MARYLIN, ARTAUD, GÓMEZ, GESTOR, PADRE, MADRE, PALOMA... y eran distintos pero tan parecidos...
Con especial fascinación, presencié uno de los primeros ejercicios propuestos. Cada actor debía construir una imagen para su personaje siguiendo unas guías muy concretas: miedo, amor-odio, fantasía, deseo y enfermedad. Porque es cierto que todos tenemos miedo, todos amamos-odiamos, todos tenemos fantasías, deseos y enfermedades no del todo reconocidas. Incluso en el teatro o especialmente, en el teatro.
Probamos las escenas desde distintos puntos de vista en cuanto a ritmo, tiempos, espacio, peso, géneros, palabra-silencio. Haciendo y deshaciendo, construyendo y de-construyendo. Porque de eso se trataba, de volverme loca.
Ahora, días después del primer último ensayo, recojo las piezas del puzzle, las imágenes, las canciones y la energía. No me caben en los bolsillos ni en la cabeza.

INTRODUCCIÓN A FAIR PLAY (Antonio Rojano)


fair play: (n) juego justo, juego limpio...

Fútbol. O una cicatriz con forma de balón de fútbol. El opio del pueblo, citando perversamente a Marx. Arte, para algunos, y un sobrevalorado juego de niños, para otros. Un lugar cercano, común, lleno de tópicos y, al mismo tiempo, un caos extraño e incomprensible propio de otra galaxia. Fair play se aproxima al mito: una obra de teatro sobre el “deporte rey” –o eso dicen- que habla del ser humano. En los últimos tiempos, descubrimos que no es un juego tan sencillo como lo describen. El hombre está inmerso en él, es su protagonista, y por él caminan también las pasiones humanas. Amor, venganza, engaños y conspiraciones, vencedores y vencidos, escándalos, abusos... incluso muertes. ¿Estoy hablando de fútbol o quizás estoy imaginando una tragedia isabelina? No lo sé. Y mientras encuentro una respuesta, nace la necesidad personal de escribir esta obra.
Fair play se originó durante un encuentro de dramaturgos emergentes –ingleses y españoles- en las instalaciones del Royal Court Theatre de Londres durante el invierno de 2007. Allí nos plantearon escribir un texto acerca del poder y de su uso –o su mal uso-. Así nació Fair play, un breve texto que pasó directamente al cajón de mi escritorio. Quizás a mejor vida. Pero la idea no murió y fue creciendo lentamente durante todo este tiempo.
Apoyándose en la realidad, se fueron añadiendo otras piezas del puzzle. Sólo hay que observar durante cinco minutos al día la prensa deportiva –y, sí, también la prensa denominada seria- y comprobar que algo extraño está sucediendo con el fútbol: casos de corrupción, compra de partidos, nacionalismos, muertes fulminantes, fichajes multimillonarios, abuso de menores, etc. Algo está sucediendo con el fútbol... ¿Y no sería igual decir que algo está sucediendo con el hombre? Tal vez hay alguna relación si seguimos al pié las palabras de Camus: “aprendí del fútbol, lo que sé del hombre.”
Y sigo preguntándome, ¿por qué no se escriben obras de profundidad sobre este fenómeno social? ¿Acaso nos parece algo banal? ¿Acaso de las cosas sin importancia de nuestro mundo, el fútbol no es la más importante? Para algunos, cierto es que no, pero a veces pienso en aquello que escribió J.B. Priestley: “Decir que estos hombres pagaron para ver a veintidós mercenarios dar una patada a un balón, es como decir que simplemente un violín es madera y cuerda, o que Hamlet es papel y tinta.” Volvemos al teatro isabelino... y con razón.

Segunda edición becas "En Blanco"

Tras el éxito de la primera convocatoria “En Blanco 08”, la Sala Cuarta Pared ha iniciado su segundo programa dirigido a autores teatrales al comienzo de su carrera cuya finalidad es estimular la escritura de obras teatrales que se caractericen por la innovación y el riesgo. Para facilitar el proceso de escritura contamos en esta ocasión con la presencia de Laila Ripoll como coordinadora de los autores becados, y se están realizando sesiones prácticas de trabajo con directores y actores.

Creamos este blog con el fin de poder reflejar los diferentes procesos de los autores becados así como las experiencias de los directores y actores que están trabajando con ellos.

Autores becados "En Blanco 09"
Antonella D´Ascenzi - "Silenciadas"
Antonio Rojano - "Fair Play"
Fernando Epelde - "UD. está aquí"
Laura Rubio - "Todo o nada"
Zo Brinviyer - "El corazón en la frontera"